miércoles, 2 de octubre de 2024

Salir de casa

Y… ya viene siendo hora de repetírtelo. Perdona que venga a joderte la vida de nuevo, aunque a veces joderse la vida sea lo más divertido. Si toca decirlo mil veces, mil y unas veces estaré para decírtelo. Hay que salir de casa.

Hay que salir de casa: habrá personas excelentes y de hecho, es allí que nos conocimos. Casa es casas para los dos. Para mí por nacimiento y para ti por adopción. Pero cuando la oferta es pobre se hace duro encontrar a quien te haga reír, se hace difícil a quien te entienda de verdad. Encontrar a esos alguien que buscas será más difícil que beber sopa con un colador.

Hay que salir de casa: hay un mundo afuera que espera por ti. Tus amigos más cercanos te esperan en Nueva York y Barcelona. Hay personas en Ciudad del Cabo, en Lisboa, en Bangkok y en Montevideo que llevan una vida esperando por ti, sin saber que es a ti a quién esperan.

Hay que salir de casa: tu padre está bien. Tu madre está mejor todavía. Has sido responsable. Te has responsabilizado de manera ejemplar, diría. Ya es hora, sin embargo, de aceptar lo que en el fondo sabes (y quizás superficialmente también, pero decides ignorar), que van a estar bien aunque tú no estés a su lado.

Hay que salir de casa: el mundo no se puede perder de ti. Tu sentido del humor, tus obsesiones, tus observaciones y tu baile no pueden vivir en un solo barrio del mundo. Ya es hora de ir dejando de darle largas al asunto.

Hay que salir de casa: pero también hay que volver de vez en cuando. Al final siempre puedes regresar. Mira que estuve más de un mes de vuelta y fui feliz compartiendo contigo y sorprendiéndome un poco con lo que esa casa tiene para ofrecer. Ya te digo yo que se aprecian más los lugares cuando no los damos por sentado.

Hay que salir de casa, Natalia, el resto de antropoceno espera por ti. Recuerda igual que si tienes un problema, allá acá te espero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario