A Diego Armando Maradona le sacaron las ganas de jugar en River en 1981. Hoy tú me sacas las ganas de seguir cultivando un afecto por ti. Te fuiste sola, con el futuro que tenía planeado para los dos, con aquellas reflexiones a las que llegamos después de conocernos y con mis ganas de seguir a tu lado.
Fue difícil vivir sabiendo cuál era el desenlace natural de nuestra relación. Intenté por todos los medios cautivarte, mostrarte lo mejor que tengo para dar, convenciéndonos de lo imposible, pero somos incompatibles. Así que era apenas lógico lo de hoy, “el fuego se apagó, un día el techo se rajó y el pájaro vio el cielo y se voló”.
Como a Maradona en el 81, a mí me sacaron las ganas de imaginar cuentos contigo, de andar de noche con los dedos entrelazados, de encontrar corazones cada que se empañan los vidrios y de confesarte, bajo el calor de una cerveza en algún bar de Bogotá, que estoy perdidamente enamorado de ti.
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